Este año nos hemos adelantado bastante en la celebración del santo de Pablo, pero había que cuadrar las fechas y, al fin y al cabo, lo importante es celebrarlo y pasarlo bien. Parece que a Pablo le gustó mucho la
celebración del año pasado, así que me pidió repetir varias cosas. El tema de la
tarta fue de nuevo los Angry Birds, solo que esta vez tenía forma de tablet. Hicimos una
piñata cerdo, pero me pidió específicamente que este año fuera el "bigotes". Como aperitivos tuvimos, entre otras cosas, una
sandía erizo, un
gusano gigante de donuts y una
sandía de krispis y chocolate.
Jugamos a la búsqueda del tesoro, donde el tesoro eran los huevos que los cerdos le habían robado a los angry birds. Coloqué pistas que consistían en fotos de distintas zonas de la casa a las que tenían que ir para encontrar nuevas pistas y, en ocasiones, alguno de los huevos. El juego finalizaba al encontrar el huevo de oro.
También jugamos otra vez a los Angry Birds a tamaño real. Con cajas que recolecté durante la semana y un cerdo de peluche, montamos el escenario. Luego lanzamos los cuatro angry birds de peluche que tiene Pablo cada uno y contamos los puntos según la puntuación de las cajas que hubieran caído. Esta vez nos apuntamos también los mayores y ¡¡¡Ganó el abuelo!!!